Sonreír, reír demuestra nuestro empeño por ser felices.
Reír es un vehículo hacia la felicidad, un estado corporal que contagia el alma sin más.
A veces nos gusta de provocar la sonrisa de alguien; nos permitimos así con mayor facilidad disfrutar la felicidad.
Todos podemos ser felices y sentir el amor del universo; somos todos especiales.
Todos somos uno en esencia.
Hacer daño o criticar a alguien es hacernos daño a nosotros mismos y ayudar a alguien es ayudarse a si mismo.
También cuando practicamos la autoestima queremos a los demás pues ese sentimiento se transmite, se difunde.
La felicidad crea y se expande; significa crecer, evolucionar, vivir eternamente. Porque es en el despertar de la conciencia donde recordamos lo que somos y quien somos.
Y no podemos despertar a los demás si no desean; no podemos obligar ni convencer a nadie.
Sólo hay que decidir ser feliz, el universo hace el resto.
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