«Esencial parte de mi felicidad era la aplicación de tres principios:
- Aplicar la ley de oro (trata a los demás como quieres ser tratado)
- Dar lo mejor de mi (sin sentir ningún agobio porque estaba siendo guiada por la pasión de mi vida)
- Solo tener fé, sin cuestionar.
Así, caminando, me dí cuenta de que había una infinidad de personas que no habían tenido mi misma suerte: eran hijos de padres violentos o vivían en condiciones de pobreza extrema, etc., haciendo difícil para estas personas la idea de PERMITIR que la felicidad solo fluyera.
Como puede alguien ser felíz, o siquiera sentirse identificado con esta idea, si desde su nacimiento no ha visto mas que problemas y palabras agresivas y violentas?
Pero… si observas vívidamente a la Madre Naturaleza y su absoluta perfección, llegas suavemente y profundamente a la convicción de que todo esta perfecto tal y como es…llegamos a la conclusión de que nosotros también, somos hijos de Dios.
Somos Luz,
somos Amor,
somos Poder,
somos perfectos,
creados en abundancia,
alegría,
luz y amor.
La fé absoluta que tienen las plantas y los animales que habitan la tierra logrando naturalmente adaptarse a cualquier circunstancia en todo momento es una prueba absoluta de que somos todos Amor, somos todos Luz, somos todos Poder Infinito, somos todos Uno.»
«Orgasmos espirituales”. Gloria Belendez-Ramirez
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