Escucha a tu cuerpo

Mientras nadaba en el Mar mediterráneo un día de primavera, me sentía particularmente inspirada por el espectáculo que ofrecían las nubes , mientras las montanas parecían cantar me en un concierto personal: “Estamos vivas gracias al sonido de la música ancestral!”

gloriaHabían pasado dos meses desde que un dolor en mi pierna derecha apareció por primera vez. Esto sucedía solamente en las noches;  en ocasiones el dolor me despertaba, para completamente desaparecer durante el día. Visite al fisioterapeuta por varias sesiones, pero en realidad, el dolor no cedía, así que deje de ir. El dolor ahora era mi fiel compañero cada noche…

Queriendo investigar mas acerca del origen de este dolor, me hice un estudio llamado resonancia magnética (MRI), por medio del cual era posible ver los nervios en mi columna vertebral. parecía que el cartílago que esta entre las vertebras de mi columna baja se habían desgastado un poco, produciendo ese dolor.

Esa mañana, mientras nadaba en las aguas de la Gratitud, como de costumbre, empece a agradecer a mi cuerpo en cada brazada. Nadando de forma vertical, para poder mantener mi columna vertebral erguida y sentir la energía entrar por la cresta de mi cabeza y salir hacia nuestra Madre Tierra a través de mis pies, empece a sentir mas y mas escalofríos de alegría. De gratitud. Ahhhhh. Que revelación!

Lagrimas de éxtasis se asomaban en mis ojos, cuando de repente oí una voz interior que me dijo: “Gloria, baja un kilogramo de peso; estas muy pesada para tus piernas.”

Solo sentí mi respuesta interna: “De acuerdo, eso haré. Gracias por guiarme.”

Fue algo muy natural y sobrenatural al mismo tiempo. Continué nadando aun mas agradecida pero ya no con esas lagrimas de alegría que pretendían traerme a un estado mas tranquilo…ahora yo era AGUA  mientras nadaba, totalmente segura de que todo estaba como tenia que estar: perfecto.

Inmediatamente empece a seguir a mi voz interna, pidiendo que comer y cuanto. Fue la cosa mas maravillosa, estar tan en contacto con mi cuerpo. Para mi sorpresa, porque no me sorprendí, en menos de una semana ya pesaba un kilo menos, y COMO POR ARTE DE MAGIA, mi pierna nunca volvió a molestar mi tranquilo sueño.

El poder de la mente es ilimitado. Si nos proponemos estar en conexión y armonía con nosotros mismos, amándonos tal y como somos (y esto es muy fácil si reconocemos que nuestro cuerpo es “propiedad” divina…se nos dio para poder estar en la Fiesta que es esta Vida), estaremos siendo la mismísima Felicidad, compartiéndola de forma espontanea y generosa.

Gracias Dios mio!

Speak Your Mind