Japón. El sólo hecho de escribir esta palabra me dá un grán sentimiento de paz, integridad y espiritualidad…
Tenía veintún años cuando llegué al Japón con la intención de estudiar mi sexto idioma.
Nunca habría podido saber que estaba por adquirir una de las armas más poderosas que jamás habría podido imaginar: vivir en un país en el cual la cultura era intensamente contrastante a la mía.
Una cultura que me puso al borde de una de las preguntas más importantes que se pueda uno preguntar: “Está bien ó está mal?”
Durante los primeros veintiún años de mi vida se me había enseñado que una persona educada no sorbe cuando come ; que al beber se debe tomar el vaso ó la copa con una sola mano, y que a las mujeres se les cede el paso al pasar por una puerta; que una esposa no debe permitir a su marido coquetear con otras mujeres y mucho menos tener una relación íntima…etc., etc., etc….
Al pasar de los días, mi subconciente empezó a rebelarse ante tanta “aberración”, poniendome en una situación en la cual me sentía mal; algo prácticamente desconocido para mí.
Hasta que una noche, exploté en lágrimas durante toda la noche, despertándome otra persona: había comprendido que no estaba en mi México que me había visto crecer,sino en un lugar muy lejano, al otro lado del mundo, donde las costumbres y usanzas eran realmente opuestas a las mías.
Como por arte de magia, al amanecer, ví al mundo con claridad, y mi corazón se sentía libre como el viento de nuevo: no estoy bien ni estoy mal, simplemente es un punto de vista diferente.
He aprendido ahora que si una situación me hace sentir en estado contracción, es señal de que debo cambiar mi dirección. Y si me siento en estado de expansión, es señal de que voy por buen camino.
Aprendí que me sentiría en estado de expansión si estaba sintiendo sentimientos tales como amor, compassion, tolerancia, alegría, interés, curiosidad, creatividad, generosidad, etc.; por otro lado, me sentiría en estado de contracción si permitía sentimimentos tales como enojo, culpabilidad, crítica destructiva, querer tener siempre la razón, intolerancia, temor, etc.
Aprendí a gozar de la vida sin juzgar; ni culpar ni lamentar. Simplemente Sabiendo que todo está como debe estar en todo momento y en todo lugar.
Mil gracias mi queridísimo Japón…
Doumo arigatou gozaimashita.
*honorable Madre
Realmente importa si está bien o está mal?
Cuando estás comunicándote con alguien durante un evento contrastante, crees que sería mejor para ti sólo observer, sin juzgar; escuchar, sólo escuchar, y permitirte sólo sentir, sin pensar?
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